sábado, 9 de septiembre de 2017

Una invasión, un golpe de estado y un tío con mala suerte (capítulo 1)

La invasión
Llevábamos ya más de dos años trabajando en Senegal cuando tuvimos un nuevo golpe de suerte, habíamos licitado una gran obra en el país vecino, Gambia, y sonó la flauta, nos adjudicaron la infraestructura más singular y complicada de África Occidental, un gran puente de 1km de largo sobre el río Gambia.

Gambia es un pequeño país que se desarrolla a lo largo del río del mismo nombre, unos 275km de largo y no más de 50km de ancho, rodeada en su totalidad por Senegal salvo en la desembocadura del río al Océano Atlántico.

Para trabajar en África es necesario un pequeño periodo de adaptación que varía de dos a doscientos años, nuestro master MBA de casi tres años fue en Senegal donde nos habían recibido, como a todos los blanquitos, con los brazos abiertos, para posteriormente robarnos, engañarnos, timarnos, extorsionarnos, amenazarnos y vilipendiarmos, eso sí, casi siempre con una gran sonrisa, que para eso es el país de la Teranga.

Quitando esas pequeñas cosillas un tanto molestas, habíamos logrado salir adelante en nuestros tres proyectos, casi todos habíamos aprendido francés aunque a costa de enterrar el poco inglés que manejábamos  y ya entendíamos más o menos la idiosincrasia del país.