El golpe de estado
La suerte
La suerte
Soy un férreo creyente de la fortuna, del karma, la estrella o como se le quiera llamar a la "suerte" y es que hay gente que nace con ella y otros que ni aunque vivan mil años.
Es cierto que la suerte hay que buscarla, no te puedes quedar sentado a esperarla porque seguramente pase de largo. Como decía en sus chistes Arévalo al genio de la lampara: "pero cacho mamón cómo te va a tocar la lotería sin comprar el décimo", no puedes encontrar un buen trabajo sin haberte preparado y en general no puedes ganar sin esforzarte y competir para que llegue ese punto de suerte.
Y no es menos cierto que la mala suerte viene sin buscarla, que si puede entra sin llamar y que normalmente te pilla por sorpresa.
Todo esto, que es chusca sabiduría popular es para mi una religión y junto con lo de intentar pasarlo bien hagas lo que hagas ha sido parte de la columna vertebral de mi existencia.
Con esta segunda parte de la historia intento llegar a aquel tío en Gambia con muy mala suerte, pero es que siempre me pasa lo mismo y acabo yéndome por las ramas, intentaré no obstante llegar en esta segunda parte a aquél tipo y si no, en la tercera entrega de esta saga que seguro que hay más suerte.
La estación de las lluvias
En nuestro periplo africano había una época del año especialmente complicada para trabajar, podría mentir y decir que era la estación de las lluvias y echarle la culpa a la naturaleza pero no era así, y eso que la estación de las lluvias era un periodo difícil.
A primeros de julio en Gambia y Senegal empieza a llover, al inicio del mes son aguaceros más o menos intensos pero a medida que avanza el mes y hasta bien entrado septiembre no para de llover, llueve de forma torrencial, a cubos, todo se inunda, las carreteras, los campos, las casas, los hoteles, las calles y todo se empantana.
Es también la época mas peligrosa del año para contraer la malaria, sigue haciendo bastante calor pero la humedad se dispara; en definitiva, que son condiciones idílicas para no trabajar. El turismo desaparece salvo el de los españoles, que suelen ir siempre a contrapié, solo veranean y viajan en julio y agosto, aunque sea a los sitios donde no se debe ir en esos meses.
En esa época los trabajos de Obras Públicas, como es el nuestro, se ven prácticamente paralizados. El primer año africano luchamos encarnizadamente contra los elementos y como es lógico fracasamos. Lo intentamos todo, sin embargo la realidad y la naturaleza son obstinadas y nos hicieron comprender nuestro gran error.
Trabajábamos el día que no llovía y luego perdíamos dos, tres o cuatro días y así durante dos meses y medio, al cabo de todo el periodo de lluvias no habíamos avanzado prácticamente nada.
Trabajábamos el día que no llovía y luego perdíamos dos, tres o cuatro días y así durante dos meses y medio, al cabo de todo el periodo de lluvias no habíamos avanzado prácticamente nada.
Como decía, del periodo más complicado para trabajar en Africa no puedo echarle la culpa a la naturaleza pero sí a la naturaleza humana. Sin lugar a dudas ese periodo comprendía la última semana de diciembre y la primera del nuevo año.
En esa época todo el personal que está trabajando lejos de casa quiere estar con su familia y con mucha más fuerza y corazón los expatriados, que suelen estar en otros países; es un periodo anímicamente jodido, los hijos, las mujeres, los maridos, los padres, etc., todos ellos te faltan intensamente en esa época y máxime estando en el fin del mundo como estábamos nosotros.
Después de todo lo que vivimos en Africa creo que no fue justo que la gente que me siguió permanecieran en esa época del año alejados de los suyos, el tiempo lejos de las personas que quieres no se recupera jamás.
Después de todo lo que vivimos en Africa creo que no fue justo que la gente que me siguió permanecieran en esa época del año alejados de los suyos, el tiempo lejos de las personas que quieres no se recupera jamás.
El golpe de estado
Como ya os expliqué, nuestro amado dictador "el Yaya" estuvo veintidós años en el poder desplegando una férrea dictadura. Como muchos otros dictadores, el nuestro sufría una obsesión con su seguridad personal, pensaba obsesivamente que le iban a derrocar o asesinar (como casi todos los dictadores) y se desplazaba acompañado siempre de una imponente guardia pretoriana.
Como ya os expliqué, nuestro amado dictador "el Yaya" estuvo veintidós años en el poder desplegando una férrea dictadura. Como muchos otros dictadores, el nuestro sufría una obsesión con su seguridad personal, pensaba obsesivamente que le iban a derrocar o asesinar (como casi todos los dictadores) y se desplazaba acompañado siempre de una imponente guardia pretoriana.
Durante su mandato sufrió varios intentos de golpe de estado que terminaron en fracaso, en general casi cualquier cosa que se intenta en Africa con un buen propósito acaba en un estrepitoso fracaso y esto no tiene una explicación muy racional pero es así.
Corría diciembre de 2014, la obra de Gambia aún no había comenzado aunque ya estaba adjudicada y teníamos un pelotón de gente pero todos en Senegal. Para el periodo que comentaba de final de año y el debut del siguiente habíamos establecido dos turnos en cuanto a las vacaciones del personal; un primer grupo saldría unos diez días antes de fin de año y pasaría la navidad en casa y el otro grupo saldría después, y pasaría los Reyes con su familia y todo esto porque la obra no debía parar.
Ahora lo analizo con la perspectiva de todo lo que ha pasado después (la quiebra de Isolux y de todos sus proyectos) y pienso "vaya panda de gilipollas que estábamos hechos, y sobre todo yo por ser además el jefe".
El caso es que se establecieron dos turnos de vacaciones y como ya estaba operativo el vuelo que Binter había establecido los sábados desde Gran Canaria a Banjul y vuelta, nos salía más a cuenta entrar desde Senegal por carretera hasta el aeropuerto de Gambia y salir por allí directos a Canarias.
Los topógrafos
En nuestra profesión los topógrafos son un gremio peculiar, siempre a lo suyo, a su bola, paseando sin cesar, trabajando en el campo, mirando por sus teodolitos (antiguamente) y estaciones. Ahora con estaciones totales y libretas electrónicas algunos caminan como hombres antena, en general son gente simpática y eficiente.
Y es que los topógrafos tienen un papel fundamental en cualquier tipo de obra, en general son los tíos que más suelen estar en contacto con la obra junto a los encargados.
Lo más curioso de este gremio es que a cualquiera de ellos le puedes preguntar mil veces sobre las mediciones de una obra y mil veces te pueden dar números distintos.
Yo tengo mi táctica con ellos, en realidad me la enseñó un jefe entrañable que tuve que se llamaba Alfredo y hace tiempo que decidí hacerla mía. La técnica consiste en pedirles las mediciones totales de la obra el primer mes y desde ese momento digan lo que digan esa será la válida y definitiva para el resto de la obra.
Luego te vendrán cada cierto tiempo con otros datos diferentes, casi con cada cierre de mes, y es en ese momento cuando hay que mandarlos sin excusa a tomar viento. Después de un buen par de improperios sabiamente suelen corregir, te traen lo que les has pedido y lo más curioso, al final de obra siempre sale lo que yo decía.
Cada topógrafo lleva asociado un peón (en África un grupo de peones que son muy baratos) que es o son los encargados de llevar la mira al topógrafo y situarla en el terreno para que este pueda tomar datos del terreno o instalar picas y fijar puntos.
En Africa el ser peón de topografía es un puesto de trabajo muy importante y significativo, vital diría yo, y ese peón de topografía puede llegar a tener a su vez varios ayudantes que le acompañan sin remunerar porque suelen ser amigos y familiares, pero eso sí, todos con el derecho a subir en la pick-up.
Nosotros estábamos sobrecargados de gente, llegamos a tener contratadas a cientos de personas y solo el control del personal era un quebradero de cabeza, así que decidimos empezar a subcontratar la mano de obra a través de empresas locales que empezaban a florecer como las setas, fue el caso de la mayoría de los peones de topografía y de algunos conductores de coche asociados a los topógrafos.
Subir en la pick-up, en la parte trasera (la caja) es una habilidad muy desarrollada y perfeccionada en África, recuerdo que al principio de llegar dimos este tipo de vehículos a algún capataz local y a las primeras de cambio nos comunicaron un accidente de uno de nuestros vehículos.
Las pick-up erán para cuatro, máximo cinco personas apretadas pero aquel accidente se saldó con 14 heridos, ¡todos ellos de la pick-up¡
Y es que nuestros coches cuando eran conducidos por chofer local, sin un blanco dentro, se convertían en otro modo de trasporte público; subían en la caja a mujeres, amigos, niños, animales y enseres porque simplemente les pillaba de paso o si no hacían que les pillase de paso.
A partir de ese accidente y otros de menor importancia tuvimos que prohibir subir a civiles en la caja de los coches de trabajo, a semejanza de lo que hacían nuestros admirados amigos libaneses.
El caso es que uno de nuestros topógrafos apuró hasta el último momento su jornada de trabajo previa a las vacaciones de navidad y salió echando leches el sábado 27 de diciembre con rumbo al aeropuerto de Gambia, sin tener oportunidad de dejar sus aparatos de topografía en las oficinas y llevándose al chofer de topografía con él para que pudiese después traer todo de vuelta a Senegal.
Llegaron ajustados de tiempo pero llegaron y el topógrafo partió para regresar en un plazo de diez días.
En aquellos países, cuando el blanquito se va y le deja al chofer o a una persona de confianza el vehículo le hace padre, en general es un vehículo que no podría comprarse en toda una vida de duro trabajo, tiene además barra libre de combustible pues se suele dejar algún cheque de carburante por si hay algún problema, vamos un chollo.
En general y salvo algún extraño caso de inexplicable honradez, a pesar de la prohibición expresa de no utilizar los vehículos se suele hacer lo contrario, es decir uso y disfrute del vehículo para ellos y para toda su aldea, aunque os diré que son cosas que con el tiempo acabas aceptando y hasta comprendiendo.
Aquel chofer o peón de topografía se veía un hombre afortunado, probablemente se tomó su tiempo para comer en Banjul y se le hizo un poco tarde; nuestro amado dictador cerraba todas las fronteras del país a las 18:00 y no se volvían a abrir hasta las 8:00 del día siguiente.
Nuestro afortunado chofer se dirigió a la frontera pero por unos minutos perdidos desafortunadamente ya la pilló cerrada y tuvo por tanto que darse media vuelta, buscó un pequeño hotel local con aparcamiento vigilado para pasar la noche y evitar que le robaran el contenido de la pick-up (los aparatos de topografía)
Aquella noche del 27 de diciembre hubo ruido de sables, un reducido grupo de militares dio un golpe de estado, sin embargo algo salió mal, los golpistas se precipitaron o no se coordinaron bien y el dictador escapó con vida.
Con su guardia pretoriana y sus legales el Yaya montó de inmediato una operación de búsqueda y eliminación de los sublevados, los fueron matando uno a uno según los localizaban y el golpe de estado quedó abortado.
El día de los inocentes el dictador dejó cerradas las fronteras para localizar a posibles cómplices, siempre creyó y con razón, que los senegaleses se la tenían jurada, luego además se echó al resto del mundo (ingleses y americanos) en contra cuando se retiró de la Commonwealth, así que tenía razones para pensar que los golpistas recibieron ayuda desde otros países.
Los militares iniciaron un domingo frenético en la búsqueda de cómplices, incrementaron los controles de las carreteras, que ya de por sí eran exagerados, registraron casas, hoteles, pueblos y hallaron algo sospechoso en una pick-up del parking de un hotel.
Un senegalés estaba hospedado en el hotel, en la pick-up en el parking se hallaban unos extraños aparatos que a ojos de los militares parecían indicar claramente que se trataba de instrumentos de espionaje, blanco y en botella, aunque en este país te puedes equivocar con esa frase pues puede ser zumo de buy (zumo del pan de mono, una fruta del baobab) que también es de color blanco.
El senegalés fue inmediatamente detenido (a la africana) y llevado a interrogar (a la africana), el vehículo requisado junto con el material sensible que llevaba en su interior.
A todos los que jodí las vacaciones de navidad, para que me perdonen...
Corría diciembre de 2014, la obra de Gambia aún no había comenzado aunque ya estaba adjudicada y teníamos un pelotón de gente pero todos en Senegal. Para el periodo que comentaba de final de año y el debut del siguiente habíamos establecido dos turnos en cuanto a las vacaciones del personal; un primer grupo saldría unos diez días antes de fin de año y pasaría la navidad en casa y el otro grupo saldría después, y pasaría los Reyes con su familia y todo esto porque la obra no debía parar.
Ahora lo analizo con la perspectiva de todo lo que ha pasado después (la quiebra de Isolux y de todos sus proyectos) y pienso "vaya panda de gilipollas que estábamos hechos, y sobre todo yo por ser además el jefe".
El caso es que se establecieron dos turnos de vacaciones y como ya estaba operativo el vuelo que Binter había establecido los sábados desde Gran Canaria a Banjul y vuelta, nos salía más a cuenta entrar desde Senegal por carretera hasta el aeropuerto de Gambia y salir por allí directos a Canarias.
Los topógrafos
En nuestra profesión los topógrafos son un gremio peculiar, siempre a lo suyo, a su bola, paseando sin cesar, trabajando en el campo, mirando por sus teodolitos (antiguamente) y estaciones. Ahora con estaciones totales y libretas electrónicas algunos caminan como hombres antena, en general son gente simpática y eficiente.
Y es que los topógrafos tienen un papel fundamental en cualquier tipo de obra, en general son los tíos que más suelen estar en contacto con la obra junto a los encargados.
Lo más curioso de este gremio es que a cualquiera de ellos le puedes preguntar mil veces sobre las mediciones de una obra y mil veces te pueden dar números distintos.
Yo tengo mi táctica con ellos, en realidad me la enseñó un jefe entrañable que tuve que se llamaba Alfredo y hace tiempo que decidí hacerla mía. La técnica consiste en pedirles las mediciones totales de la obra el primer mes y desde ese momento digan lo que digan esa será la válida y definitiva para el resto de la obra.
Luego te vendrán cada cierto tiempo con otros datos diferentes, casi con cada cierre de mes, y es en ese momento cuando hay que mandarlos sin excusa a tomar viento. Después de un buen par de improperios sabiamente suelen corregir, te traen lo que les has pedido y lo más curioso, al final de obra siempre sale lo que yo decía.
Cada topógrafo lleva asociado un peón (en África un grupo de peones que son muy baratos) que es o son los encargados de llevar la mira al topógrafo y situarla en el terreno para que este pueda tomar datos del terreno o instalar picas y fijar puntos.
En Africa el ser peón de topografía es un puesto de trabajo muy importante y significativo, vital diría yo, y ese peón de topografía puede llegar a tener a su vez varios ayudantes que le acompañan sin remunerar porque suelen ser amigos y familiares, pero eso sí, todos con el derecho a subir en la pick-up.
Nosotros estábamos sobrecargados de gente, llegamos a tener contratadas a cientos de personas y solo el control del personal era un quebradero de cabeza, así que decidimos empezar a subcontratar la mano de obra a través de empresas locales que empezaban a florecer como las setas, fue el caso de la mayoría de los peones de topografía y de algunos conductores de coche asociados a los topógrafos.
Subir en la pick-up, en la parte trasera (la caja) es una habilidad muy desarrollada y perfeccionada en África, recuerdo que al principio de llegar dimos este tipo de vehículos a algún capataz local y a las primeras de cambio nos comunicaron un accidente de uno de nuestros vehículos.
Las pick-up erán para cuatro, máximo cinco personas apretadas pero aquel accidente se saldó con 14 heridos, ¡todos ellos de la pick-up¡
Y es que nuestros coches cuando eran conducidos por chofer local, sin un blanco dentro, se convertían en otro modo de trasporte público; subían en la caja a mujeres, amigos, niños, animales y enseres porque simplemente les pillaba de paso o si no hacían que les pillase de paso.
A partir de ese accidente y otros de menor importancia tuvimos que prohibir subir a civiles en la caja de los coches de trabajo, a semejanza de lo que hacían nuestros admirados amigos libaneses.
El caso es que uno de nuestros topógrafos apuró hasta el último momento su jornada de trabajo previa a las vacaciones de navidad y salió echando leches el sábado 27 de diciembre con rumbo al aeropuerto de Gambia, sin tener oportunidad de dejar sus aparatos de topografía en las oficinas y llevándose al chofer de topografía con él para que pudiese después traer todo de vuelta a Senegal.
Llegaron ajustados de tiempo pero llegaron y el topógrafo partió para regresar en un plazo de diez días.
En aquellos países, cuando el blanquito se va y le deja al chofer o a una persona de confianza el vehículo le hace padre, en general es un vehículo que no podría comprarse en toda una vida de duro trabajo, tiene además barra libre de combustible pues se suele dejar algún cheque de carburante por si hay algún problema, vamos un chollo.
En general y salvo algún extraño caso de inexplicable honradez, a pesar de la prohibición expresa de no utilizar los vehículos se suele hacer lo contrario, es decir uso y disfrute del vehículo para ellos y para toda su aldea, aunque os diré que son cosas que con el tiempo acabas aceptando y hasta comprendiendo.
Aquel chofer o peón de topografía se veía un hombre afortunado, probablemente se tomó su tiempo para comer en Banjul y se le hizo un poco tarde; nuestro amado dictador cerraba todas las fronteras del país a las 18:00 y no se volvían a abrir hasta las 8:00 del día siguiente.
Nuestro afortunado chofer se dirigió a la frontera pero por unos minutos perdidos desafortunadamente ya la pilló cerrada y tuvo por tanto que darse media vuelta, buscó un pequeño hotel local con aparcamiento vigilado para pasar la noche y evitar que le robaran el contenido de la pick-up (los aparatos de topografía)
Aquella noche del 27 de diciembre hubo ruido de sables, un reducido grupo de militares dio un golpe de estado, sin embargo algo salió mal, los golpistas se precipitaron o no se coordinaron bien y el dictador escapó con vida.
Con su guardia pretoriana y sus legales el Yaya montó de inmediato una operación de búsqueda y eliminación de los sublevados, los fueron matando uno a uno según los localizaban y el golpe de estado quedó abortado.
El día de los inocentes el dictador dejó cerradas las fronteras para localizar a posibles cómplices, siempre creyó y con razón, que los senegaleses se la tenían jurada, luego además se echó al resto del mundo (ingleses y americanos) en contra cuando se retiró de la Commonwealth, así que tenía razones para pensar que los golpistas recibieron ayuda desde otros países.
Los militares iniciaron un domingo frenético en la búsqueda de cómplices, incrementaron los controles de las carreteras, que ya de por sí eran exagerados, registraron casas, hoteles, pueblos y hallaron algo sospechoso en una pick-up del parking de un hotel.
Un senegalés estaba hospedado en el hotel, en la pick-up en el parking se hallaban unos extraños aparatos que a ojos de los militares parecían indicar claramente que se trataba de instrumentos de espionaje, blanco y en botella, aunque en este país te puedes equivocar con esa frase pues puede ser zumo de buy (zumo del pan de mono, una fruta del baobab) que también es de color blanco.
El senegalés fue inmediatamente detenido (a la africana) y llevado a interrogar (a la africana), el vehículo requisado junto con el material sensible que llevaba en su interior.
Así las cosas todos nosotros nos enteramos del golpe de estado unos desde Senegal y otros en Canarias, pero dadas las fechas nadie echó en falta ni nuestro vehículo ni su ocupante.
Yo también estaba en España y al leer la noticia, como era día 28 de diciembre, pensé que se trataba de la típica inocentada de los periódicos para ese día. En los días sucesivos las noticias llegaban con cuentagotas pues el país se volvió hermético y las informaciones que daban los senegaleses, como de costumbre no eran demasiado fiables o directamente eran mentira.
Nosotros no teníamos todavía a nadie en el país y esto me dejaba tranquilo, mi única preocupación era que se torciese la firma del contrato del proyecto que ya teníamos adjudicado para construir el macro puente que cruzaría el río Gambia.
Mi sorpresa sería al volver de vacaciones cuando...
Mi sorpresa sería al volver de vacaciones cuando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario