jueves, 14 de marzo de 2013

Los m@r&conetis

Nuestro decálogo del corredor:

1.- corremos para sentirnos bien, sin prisa pero sin pausa.
2.- corremos para estar en forma, algunos más que otros.
3.- corremos para que las cervezas de después nos sepan a gloria, nos sepan mejor y nos afecten más. 
4.- corremos para estar con los amigos y hacer otros nuevos, de momento no hay amigas.
5.- corremos para dejar el estrés por el camino, y la rabia y la mala hostia.
6.- corremos para controlar nuestro peso y comer sin temor y a lo bestia en ocasiones
7.- corremos para aclarar nuestras ideas y tomar decisiones mas lúcidas.
8.- corremos para sudar la mala sangre que se contagia de otros sin quererlo.
9.- corremos para estar más felices y nuestras parientas lo notan.
10.- corremos para superarnos a nosotros mismos, salvo Iñaki que nos supera a todos.

Este es un decálogo que redacté en nuestros inicios en el mundo del running, se trata de una concreción sobre los motivos que nos llevaron y nos llevan al loco mundillo de los runners.


A nuestro grupo de amigos en esta práctica los bautizamos como los m@r & conettis, Julio , Juan Carlos, Iñaki, Isidrio y el que suscribe.



M@r & conettis quiere decir en realidad mariconetis, que viene a su vez de maricones, que viene a su vez de quejicas, que viene a su vez de nuestros lamentos previos a la disputa de cualquier carrera popular. Ya sea una prueba de 10km, una media maratón o un maratón, los corredores siempre coincidimos con un montón de problemas, dolores, lesiones, diarreas, insomnios, etc, etc.,  previos a la prueba y que no nos han permitido prepararnos adecuadamente para la carrera.

Esto solo le sucede al 99% de los corredores populares y es por lo que nosotros para atajarlo utilizábamos a menudo la frase: "no me seas maricona".

Como había que buscar un nombre para nuestro grupo y el de mariconas no parecía el más apropiado, sobre todo por la supuesta hombría de alguno (el cubano),  se nos ocurrió esta composición de palabras y signos, que suena igual pero que escrito parece otra cosa, la propuesta a regañadientes fue finalmente aceptada por los compañeros.

Quisimos hacer entonces un equipaje con nuestro nombre para así disputar conjuntados la maratón de Valencia. En una visita mía previa a Valencia, para asistir a un evento inolvidable como fue la final de la copa del Rey ( Real Madrid-Barcelona ), que por supuesto ganó el Madrid de Mou, con gol de Cristiano. En ese viaje dejé pagados unos equipajes, con logo incluido, para los futuros  participantes de las maratones que pensábamos disputar.

Paseando hacia el estadio del Valencia entré en una tienda de deportes; el dependiente, muy majete, me atendió excelentemente y me colocó cinco equipajes de primera, la grabación de los logos, el transporte a Tenerife y algún artículo de propina, todo ello pagado por adelantado para asegurar el plazo y la entrega. Ahora pienso que, cuando le di el logo escrito no debió entender bien el significado, se comprometió a que en nuestro encargo estaría en 15 días en Tenerife.


Transcurridos los quince días previstos, más otros quince de gracia, llamé por primera vez al vendedor, parece que había tenido problemas con el suministro de las prendas. La segunda vez que le llamé, pasado un mes y medio, los problemas eran con las tallas. A los dos meses problemas, con la impresión del logo, y a los dos meses y medio debían ser ya problemas existenciales.

Empezando a creer que podían haberme tomado por lo que no era, se nos presentó la oportunidad de enviar una misiva al vendedor, con nuestro amigo Pablo Sanz, que casualmente tenía un congreso de sus menesteres médicas en Valencia. 
Pablo se presentó por sorpresa en la tienda y transmitió, de viva voz, al vendedor mis impresiones y malestar por la demora, 

-o nos mandas los equipajes o el próximo que venga a verte te romperá  las piernas- 

el vendedor, ante los razonables argumentos del mensaje, se volvió a comprometer en mandar los equipajes en menos de quince días.

Otro mes más y ya lo teníamos claro, el muy capullo nos había tomado por m@r&connes, pues ni rastro del encargo. Ahora ya ni cogía el teléfono cuando le llamamos. 

Tuve que hacer una profunda reflexión para expresar mis sentimientos:

-me parece que me han tangao- 

El azar quiso que nuevo se nos presentase otra oportunidad para actuar sobre el terreno, ahora Julio Jordán tenía que ir a Valencia, a su tierra. Le alentamos y mal metimos lo suficiente para que, al menos le rompiese los dientes al vendedor, pero todavía no conociamos en profundidad a Julito y no sabíamos como nos iba a responder, aún así apoyamos totalmente a nuestro emisario.

Yo no lo vi, pero me imagino la escena, Julio entrando en la tienda y cagándose en la madre que parió al puñetero vendedor, y por supuesto todo ello en un perfecto valenciano, que para eso era paisano.

La cuestión es que el tío le decía que tenía los equipajes hechos en su almacén, nuestro amigo Julio, que debe conocer bien a sus paisanos, no le creyó y le solicitó: 

-La pasta de las putas camisetas-

Y ¡ole y ole¡, que el vendedor se cagó y le entregó el dinero a Julito. Nuestro amigo,  generoso donde los haya, le perdonó los daños físicos  al vendedor, porque lo mismo luego le tocaba a él curarlo  en urgencias.

En total: 6 meses de espera, 38 llamadas, dinero de Tenerife a Valencia, dinero de vuelta, y nos quedamos sin equipaje. 

Conclusión, creo que con ese nombre de equipo nos van a tomar el pelo a cualquier sitio que vayamos.

A mis amigos del alma, corredores infatigables: Julio y Juan Carlos.








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