domingo, 26 de julio de 2015

Iván se convirtió en un héroe

Domingo, 26 de julio de 2015

¡Acabo de ver morir a un niño de unos 4 o 5 años!
Estaba pasando el domingo en el hotel Coco Ocean, en Banjul, y un pequeño niño negro se acaba de ahogar en la piscina. Una mujer gritaba histérica, hemos mirado, y un joven sacaba en sus brazos a un niño del agua, se ha producido un tumulto, mucha confusión y gritos de histeria. Acto seguido, varios intentos torpes de primeros auxilios, pero todo en vano.

El niño yacía inerte después de unos minutos; creo que si hubiese habido un socorrista o un médico cerca, el chiquillo se hubiese salvado, pero no ha sido el caso. Supongo que, la delgada línea entre la vida y la muerte es sólo eso; hace unos minutos el niño estaba jugando enfrente de Carlos y mía, y ahora el chiquillo ya no existe, nos hemos quedado acongojados.

A raíz de esto, me acaba de venir a la cabeza una historia que hace tiempo quería contar sobre mi hijo Ivan. Y es que Ivan tiene una estrella, o eso es lo que pienso firmemente de mi hijo Iván. 

lunes, 20 de julio de 2015

Un encargado, una silla y un ancla (capitulo 3)

El ancla.

Como dije, el camión fue un auténtico éxito, la silla que había en la caja yacía sobre mis posaderas y el ancla había quedado en la puerta del almacén de la obra.

Era el ancla de un barco grande, a buen seguro pesaría mas de 200kg, si por algún motivo dejaba a Oscar en la obra, lo encadenaba al ancla y hacia las veces de vigilante del almacén.

Antonio estaba enamorado de Oscar, a menudo  me decía que Oscar era mas inteligente y mejor persona que la mayoría de los obreros que tenía o había tenido su cargo, realmente Antonio tenía algún problema con las personas.

viernes, 10 de julio de 2015

Un encargado, una silla y un ancla (capítulo 2)

La Silla.

Un día Antonio apareció por la oficina y me habló de la necesidad de tener un camión cisterna de continuo en la obra, su idea se basaba en que necesitábamos tener un servicio constante de suministro de agua y no debiamos depender del subcontratista de movimiento de tierras. 

El ya había pensado en ello y sabía de unos militares que vendían una cisterna de segunda mano, que serviría para tal menester. El problema era que los militares trasladaban dicho artilugio remolcado mediante un camión, es decir, a la cisterna habría que buscarle después un vehículo de tracción.

A mi me pareció buena idea y allá que nos  fuimos Antonio y yo, a negociar con los militares.
La cuba o cisterna en cuestión era un poco decepcionante, era probable que la hubiesen utlizado las tropas de Franco, aunque para Antonio estaba en perfectas condiciones.

Recuerdo que estando revisando el artilugio me dijo por lo bajini:

-A esta maravilla se le da una manita de pintura y queda mejor que nueva-

-Confía en mi-

viernes, 3 de julio de 2015

Un encargado, una silla y un ancla (capitulo 1)

Viernes, 3 de julio de 2015

El encargado.

Creo que debía correr el año 1998, yo ejercía entonces de jefe de obra en Tenerife, estábamos construyendo una urbanización y no tenía mucha experiencia en ese tipo de obras. A decir verdad, en casi  ningún tipo de obras, sabía, eso sí, que ese tipo de problemas los curaba el tiempo.

Trabajaba para Agromán, una gran compañía, histórica, y con mucho prestigio en el mundo de las infraestructuras, aunque  a esas alturas  ambas cualidades ya habían degenerado sobre manera.

Recuerdo que, para la obra que debía construir me asignaron un encargado que estaba, por decirlo finamente, como una puta regadera. Tal encargado era una mezcla de: sargento de hierro, torero (había llegado a banderillero), ex-ciclista, embaucador, maestro albañil, demente, egocéntrico y alguna cualidad más; pero, eso sí, currante como una mula, divertido y fiel hasta la muerte, si tal era la necesidad.

Se llamaba Antonio, aunque cuando él se presentaba lo hacía siempre con su nombre y dos apellidos, añadiendo la coletilla, "pa' lo que usted mande".